Continuamos la reflexión compartida sobre la convivencia escolar en el marco del Proyecto Institucional Familia-Escuela y compartimos con uds. este material.
Publicado el 30 mayo, 2013 por Ana Roa
¡Tengo un problema!
El niño, a medida que va creciendo, necesita aprender a resolver sus dificultades de manera independiente. Los padres desempeñamos un papel de gran protagonismo en la enseñanza de las estrategias apropiadas para ello si sabemos “ocuparnos”, más que “preocuparnos”, de los conflictos de nuestros hijos y del manejo de las herramientas necesarias para alcanzar una resolución eficaz, un modelo que evite dudas y retrocesos.
Cuando nuestro hijo nos llama porque tiene entre manos un conflicto nosotros reaccionamos de varias maneras:
1. Resolviendo directamente el problema que sufre el niño. Si actuamos así evitaremos que él mismo aprenda a enfrentarse a sus dificultades, será muy dependiente de nosotros y le costará adquirir un nivel de autonomía adecuado para reaccionar ante los conflictos cotidianos.
2. Angustiándonos y preocupándonos demasiado. Si actuamos así él mismo limitará sus propias experiencias para no preocuparnos, o nosotros lo sobreprotegeremos tanto que perderá momentos significativos en su evolución debido a temores infundados.
3. Dudando del grado de implicación nuestra. Si actuamos así no sabremos hasta dónde tendremos que intervenir en los conflictos, hasta qué punto ayudamos o nos mantenemos pasivos y el niño se contagiará de nuestra inseguridad.
4. Permaneciendo con él pero otorgándole la autonomía adecuada. Si actuamos así, permitiendo que experimente y aprenda de sus errores pero previniendo con mesura ciertas actuaciones, el niño aprenderá y consolidará estrategias para la resolución de problemas en el día a día.
Técnicas: Resolución de conflictos
Tomando como base el Programa de Enseñanza de Habilidades de Interacción Social (Pehis) de la editorial Cepe, vamos a resumir brevemente los pasos de las técnicas para resolver dificultades:
- Identificar el problema, reconocer que existe una situación conflictiva con otra u otras personas, delimitando y especificando exactamente cuál es. Podemos utilizar las siguientes preguntas: ¿Cuál es el problema?/ ¿qué hiciste o dijiste y por qué?/ ¿qué hizo o dijo la otra persona y por qué?/ ¿cuál fue el motivo que causó el problema?/ ¿cómo te sientes tú?/ ¿cómo crees que se siente la otra persona?/ ¿qué quieres lograr tú?/ ¿qué quieres que haga la otra persona?
- Buscar soluciones, generar o producir muchas alternativas posibles al problema que se tiene planteado. Podemos utilizar los siguientes interrogantes: ¿Cómo se puede resolver el problema?/ ¿qué se puede hacer o decir para solucionar el problema?/ ¿qué harías tú para solucionar el problema?/ ¿qué otra cosa se podría hacer?/ ¿qué otra cosa se te ocurre hacer?/ ¿qué otra forma habría de solucionar el problema si no puedes hacer lo anterior?
- Anticipar las consecuencias, prever las consecuencias de nuestros actos y de los actos de los demás teniéndolas en cuenta antes de actuar, pensar qué posibles consecuencias ocasiona cada solución. Podemos utilizar las siguientes preguntas: Si lo hago… ¿qué puede ocurrir después?/ si la otra persona lo hace… ¿qué puede ocurrir después?/ ¿qué crees tú que puede suceder después?, ¿qué harás/dirás?, ¿qué harán/dirán las otras personas?
- Elegir una solución, tomar una decisión después de evaluar cada alternativa de solución prevista llegando a determinar qué solución se pone en práctica. Podemos utilizar los siguientes interrogantes: Esta solución, ¿es buena?, ¿por qué?/ ¿es peligrosa?/ ¿es justa?/ ¿cómo afecta a la otra persona?, ¿cómo se va a sentir?, ¿se tienen en cuenta sus derechos?/ ¿qué consecuencias tendrá para los implicados a corto y a largo plazo?/ ¿es efectiva?/ ¿te interesa?, ¿crees que dará buen resultado?
- Probar la solución, planificar paso a paso cómo se va a ejecutar la solución, qué se va a hacer, qué medios se van a poner en juego, qué obstáculos interfieren en la consecución de la meta. Podemos utilizar la siguiente secuencia: Planificar paso a paso lo que se va a hacer/ reconocer y anticipar obstáculos que pueden dificultar o interferir en el logro de la meta/ poner en práctica la solución según lo que se ha planificado/ evaluar los resultados obtenidos.
Los invitamos a pensar sobre este tema con unas cuestiones que servirán como punto de partida:
- ¿Qué podemos responder a los niños cuando nos preguntan si existe “una forma única y perfecta” en la resolución de problemas?
- ¿Es importante transmitir a los niños que los problemas son cotidianos y se encontrarán con ellos inevitablemente?
- ¿Recordan algún problema en concreto que de manera autónoma sin necesitar ayuda de ustedes padres o de algún adulto quedó solucionado?
- “Ocuparnos” más que “preocuparnos” de los conflictos de nuestros hijos… ¿están de acuerdo?, ¿lo llevan a cabo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario